Nuestra planta hermana

En Pomabamba, en esta época del año, la falta de agua hace dura la vida de las plantas que sienten la sequedad, el inclemente sol, los fuertes vientos y la dura arcilla de su suelo. Nos da pena ver morir a estas plantas hermanas.

Con el compromiso de cuidarlas escribimos en las piedras, el nombre de la planta y el de quien escribió. Eso nos recuerda que nos corresponde regarla aunque sea un vez por semana, trayendo agua del pozo más cercano, que a veces está a un kilómetro de la Casa.

Sentimos que es un deber no dejar morir a una planta, sabiendo que eso nos da la certeza que la vida existe, continúa y es nuestra responsabilidad mantenerla.