Carnaval de esperanzas

Cajamarca vivió la fiesta del Carnaval, una fiesta donde se acostumbra a justificar “todo”. El consumo excesivo de alcohol, las peleas, las guerras de globos, el desperdició del agua, pintar y romperse la ropa. Algunos dicen que es una oportunidad de desfogue y liberación. Otros comentan el nivel de organización de los barrios que participan. Las grandes empresas festejan la rentabilidad de sus negocios, otros festejan el ambiente de fiesta. En el campo dejan de matar su carnero pero preparan su chicha de jora para celebrar, mirando de lejos cómo celebra la ciudad.

 

Los mensajes de nuestros representantes es que celebramos una fiesta tradicional.

 

Reflexionamos con los participantes de la ECA cómo hacer de esta fiesta, El Carnaval de las Esperanzas, donde la gente se organice por barrios para celebrar y defender la vida, limpiando sus calles al son de la música tradicional; Hacer de los grandes corsos carnavalescos espacios educativos que nos ayuden a comprender de dónde venimos y a dónde vamos; hacer de las reuniones juveniles en la plaza de armas y plazuelas espacios abiertos de un carnaval de lecturas y reflexionar juntos, disfrutando de nuestras comidas cajamarquinas.

 

Hay tantas cosa por celebrar, pero nos quedamos en una tradición no reflexionada y justificadora de actos vandálicos y dañinos, que nos adormecen todo el año esperando la llegada del "Ño Carnavalón", como un falso espacio de expresión.

 

 

"No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza"

Paulo Freire