No todo es trabajo, también sabemos celebrar

Ayer, en la sala de lectura de la Esperanza, antes de despedirnos uno de los niños dijo muy emocionado: ¡Mañana es mi cumpleaños!. Todos los niños, a una sola voz, dijeron: ¡Hay que celebrar! Así, cada uno anotó en la pizarra su aporte para la celebración, aprovechamos para practicar caligrafía y escribieron su ofrecimiento: una mandarina, una galleta, una manzana. Todos lo hacían con la ilusión de celebrar el cumpleaños.

Esta tarde pudimos participar de gratos momentos para felicitar a Jhonatan que cumplió 9 años, una mesa linda, llena de la colaboración de cada niño, pero además la alegria, expresada en su sonrisa, hicieron una tarde de fiesta. Recordamos el cuento "La sopa de piedras", para saber que somos un equipo y con el aporte de cada uno podemos cumplir una meta.

Sopa de piedras

Un peregrino muerto de hambre llegó a un pueblo y, como en todos lados donde pedía comida se la negaban porque su aspecto era bastante especial, pensó en hacer algo para conseguir alimento. Dijo tener una piedra mágica con la que podía hacer la sopa más rica del mundo.

Una vecina le preguntó qué podía hacer para lograrlo, y el peregrino le pidió una olla enorme con agua has-ta la mitad. Hicieron un buen fuego y pusieron el agua a hervir, con la piedra dentro, a la vista de todos en medio de la plaza.

La gente, movida por la curiosidad, se fue acercando. Era algo raro en el pueblo, porque los vecinos nunca hacían nada juntos. El peregrino probó el agua cuando ya estaba tibia y dijo que era exquisita, pero que estaría mucho mejor si alguna vecina aportaba dos docenas de choclos.

Y muchísimo mejor si alguien ponía cebollas, y si otro agregaba zapallo.

Así, el peregrino logró que todos los vecinos pusieran algo: sal, batatas, papas, trozos de carne de puchero, zanahorias y muchas, incontables, cosas más.

Se imaginarán que, verdaderamente, salió una sopa extraordinaria, no por la piedra sino por los ingredientes que aportó la gente. Todos comieron y el peregrino siguió viaje no sin antes regalarles la piedra que había que-dado en el fondo de la olla.